Argelia registra un alto volumen de importaciones
debido al reducido nivel de industrialización del país. En realidad
tiene que importar todo tipo de productos, de todos los sectores,
incluido el agroalimentario. Por ello, el grado de apertura de su
mercado es notable (su comercio exterior supone un 57,6% del PIB, y las
importaciones un 27,3%). Sin embargo, es un mercado complejo en el que
existe una gran burocracia y en el que se ha introducido recientemente
una legislación muy restrictiva para realizar importaciones.
Argelia no pertenece todavía a la OMC, principalmente por la
oposición de la UE y los Estados Unidos. Entretanto, la UE firmó con el
país un acuerdo de asociación, que entró en vigor en septiembre de 2005,
con el fin de crear una zona de libre comercio y alcanzar una plena
liberalización en un plazo máximo de 12 años, aplicando un
desmantelamiento arancelario según un calendario establecido.
La nueva legislación sobre comercio exterior introducida a mediados
del año pasado, principalmente a través de la Ley de Finanzas
Complementaria, ha supuesto un aumento significativo de las trabas a la
importación. A partir de entonces, el pago de todas las importaciones
debe realizarse obligatoriamente a través de crédito documentario, y
debe tramitarse únicamente a través de los corresponsales acreditados
por los bancos argelinos. Además, ha de presentarse un certificado
sanitario/fitosanitario para todos los productos agroalimentarios que no
hayan sido sometidos a tratamiento térmico o de conservación. Las
importaciones de equipos, materias primas y piezas de recambio están
sujetas a domiciliación bancaria previa. Por último, queda prohibida la
importación de mercancías usadas.
Estas nuevas normas han llevado la preocupación a las empresas
extranjeras exportadoras o establecidas en el país. Para Celia García,
gerente de Maesa, una filial creada en Argelia por la empresa española
Celtiart para la fabricación de manufacturas de aluminio, “suponen un
serio inconveniente, pues nosotros importamos desde España todo el
perfil de aluminio que utilizamos, y la obligación de hacerlo mediante
crédito documentario significa romper con unas relaciones de fidelidad
con nuestros proveedores muy consolidadas”. Roberto Álvarez, jefe de
exportación de Alimentos Naturales, empresa leonesa establecida también
en el mercado, también muestra su preocupación: “Nosotros importamos
legumbre seca y productos ya elaborados hasta Argelia, y ciertamente las
nuevas condiciones de importación han añadido dificultades a nuestra
actividad.”
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